
Fran Hernández se marcha de Aniquiladores con la vitola de jugador más emblemático del club en su primer año de existencia.
El granadino, tanto dentro como fuera del campo, fue buque insignia absolutamente capital del cuadro de Sergio Verdirame y en la Final Four, ofreció una demostración de lealtad, compromiso y ayuda aún no pudiendo disputar un solo minuto por su lesión.
El dominio de los tiempos, el acercamiento al aficionado del día a día de sus compañeros, la protección y las palabras con Pol Zapata de cara al aficionado aniquilador y sobre todo, sobre todo, la actitud del jugador con el público el día de la final y su reacción cuando el equipo cae.
Fran Hernández estuvo cerca de tres horas atendiendo aficionados en el Civitas Metropolitano. Fotos, autógrafos, palabras de cariño; el andaluz no paró pese a no poder jugar por lesión.
En el partido, el primero en dar la mano al compañero tras el fallo, un entrenador más, el hombre que dio la charla previa a los penaltis.
Un futbolista que, en una salida turbulenta, polémica, en la que después de decir que se quedaba, no recibe oferta y el club prescinde de su figura, no alimenta fuego. Agradece por activa y por pasiva lo feliz que ha sido en Aniquiladores, da las gracias a Juan Guarnizo y, aunque defiende su figura de las acusaciones vertidas, lo hace desde la elegancia y el cariño hacia el que ya no era su club, pero en el que ha sido, y lo recuerda, muy feliz.
Fran Hernández, ejemplo dentro y fuera del verde, y es que, a todo lo subrayado, si uno bucea en sus redes, encuentra un mensaje que muestra a la persona tras el jugador. El mensaje del granadino con una familia de su tierra que había perdido su casa por un incendio.
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Fran Hernández, maestro dentro y fuera del Cupra.
